Inglaterra, una de las grandes favoritas antes del comienzo de la Eurocopa, y España, la selección que mejor jugó a lo largo del torneo, se enfrentan hoy en Berlín como gran espectáculo final de la competición europea.
Con más de la mitad del estadio ocupada por hinchas ingleses, los españoles volverán a encontrarse un ambiente hostil, luego de unos cuartos de final contra la anfitriona, Alemania, y silbidos por parte del público local durante el partido de semifinales contra Francia.
Para la armada de aficionados ingleses, llegados en gran número a Alemania durante toda la Eurocopa, la final es la gran oportunidad con la que pasar página del mal trago de Wembley en la última edición, perdiendo el título en los penales contra Italia.
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Una victoria de España serviría para desempatar con Alemania y a la vez supondría el bautismo dorado para una generación a la que le quedan muchos años por delante.
Lamine Yamal, que ayer cumplió 17 años, desea soplar las velas levantando un título y cerrar así un torneo en el que batió récords y ocupó titulares de todo el mundo.
Para Inglaterra hay todavía más en juego. El país en el que nació el fútbol tan solo ha ganado el Mundial 1966, en el que fue anfitrión, y esa espera de 58 años es una mochila de Gareth Southgate y los suyos.