La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado el talco, un mineral natural empleado en cosmética y polvos corporales, como un producto “probablemente cancerígeno” para los humanos. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), el órgano de la OMS que se encarga de identificar el potencial cancerígeno de las sustancias, ha concluido, tras estudiar la evidencia científica disponible, que este mineral puede tener capacidad para causar cáncer en la población. Lo ubica, en concreto, en el nivel 2A, el segundo escalafón más alto dentro de su pirámide de identificación de peligros: esto significa que, aunque hay una evidencia limitada de que pueda provocar tumores en humanos (en concreto, de ovario), sí hay suficiente certeza de que genera cáncer en animales de experimentación y se dispone, además, “de una fuerte evidencia mecanicista”. Esto significa que el talco “exhibe características clave de carcinógenos en células humanas y de sistemas experimentales”, explica la IARC en un comunicado. La agencia del cáncer de la OMS también ha identificado el acrilonitrilo, un compuesto que se emplea en el sector textil y para plástico de consumo, como “cancerígeno” para los humanos.

El talco es un mineral que se extrae en muchas partes del mundo. Según la IARC, además de la exposición ocupacional a este producto (durante su extracción o procesamiento), la población general puede entrar en contacto con esta sustancia a través del uso de cosméticos o polvos corporales que contienen este mineral, como maquillajes o desodorantes. Y aunque está menos estudiado, también puede estar presente en alimentos, medicamentos y otros productos de consumo. La agencia del cáncer de la OMS muestra, además, su preocupación por la contaminación del talco con asbesto (una sustancia similar al amianto y considerado un peligroso cancerígeno: aunque es difícil de medir, asegura, este riesgo “puede llevar a la exposición de los trabajadores y de la población en general al asbesto, por ejemplo, a través de maquillaje y polvos corporales contaminados a base de talco”.

Una treintena de expertos internacionales han revisado “exhaustivamente” la literatura científica disponible y han concluido que el talco es “probablemente cancerígeno para los humanos (Grupo 2A)”. Esto significa que el nivel de certeza sobre su potencial cancerígeno es el mismo que se tiene sobre los efectos del consumo de carne roja o sobre el trabajo en turno de noche. “La clasificación del Grupo 2A es el segundo nivel más alto de certeza de que una sustancia puede causar cáncer. Hubo numerosos estudios que mostraron consistentemente un aumento en la incidencia de cáncer de ovario en humanos que informaron el uso de talcos corporales en la región perineal. Aunque la evaluación se centró en talco que no contenía amianto, en la mayoría de los estudios realizados en seres humanos expuestos no se pudo excluir la contaminación del talco con amianto”, justifica la IARC.

Los científicos señalan que también se observó una mayor tasa de cáncer de ovario en los estudios que analizaban la exposición ocupacional de mujeres que trabajaban en la industria de la pulpa y el papel. “Sin embargo, no se pudo excluir la confusión por la exposición simultánea al asbesto, y el aumento de la tasa se basó en un pequeño número de cánceres de ovario en esos estudios ocupacionales”, admiten los expertos que analizaron el nivel de riesgo.

En modelos animales, el tratamiento con talco provocó también más incidencia de cáncer en las glándulas suprarrenales y en el pulmón de las hembras; en las ratas macho, se registró, además, una combinación de tumores benignos y malignos (en la médula suprarrenal). Sobre la evidencia de mecanismos habituales de los compuestos que causan cáncer, los científicos de la IARC han concluido que el talco presenta características clave de los carcinógenos, “incluida la inducción de inflamación crónica y la alteración de la proliferación celular, la muerte celular o el suministro de nutrientes”.

El vínculo del talco con el cáncer de ovario lleva tiempo en el punto de mira. Precisamente, decenas de miles de personas en Estados Unidos demandaron a la multinacional Johnson & Johnson (J&J) por la supuesta presencia de componentes cancerígenos en uno de sus productos estrella, los polvos de talco que se comercializaban bajo la marca Baby Powder. El gigante farmacéutico siempre ha defendido que sus polvos de talcos eran seguros, pero el litigio alcanzó tal dimensión que la compañía anunció que, a partir de 2022, suspendería la venta de Baby Powder en todo el mundo, después de hacerlo en 2020 en EE UU y Canadá.

“Esto no significa que porque alguien se haya puesto talco alguna vez esté en riesgo. El riesgo de generar un cáncer va a depender de dosis de exposición, tiempo y forma de contacto con el talco”

Alejandro Pérez Fidalgo, oncólogo del Hospital Clínico de Valencia

A propósito de esta nueva consideración de la IARC, Joan Albanell, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital del Mar de Barcelona, apunta: “La revisión de la OMS aporta evidencia mecanística y preclínica de que el talco ejerce un efecto carcinógeno, pero su traducción definitiva a estudios epidemiológicos parece verse limitada, al menos en parte, por la coexposición a talco y asbestos de determinadas profesiones. Será importante ver como se traduce esta reciente calificación del talco en el grupo 2A de agentes carcinógenos en las políticas de salud pública y prevención”

En la misma línea, Alejandro Pérez Fidalgo, médico del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia e investigador del INCLIVA Biomedical Research Institute, hace una puntualización: “Eso no significa que, porque alguien se haya puesto talco alguna vez o incluso que porque lo use con cierta regularidad, esté claramente en riesgo, ya que el riesgo de generar un cáncer va a depender de dosis de exposición, tiempo y forma de contacto con el talco. Los estudios que sustentan esta clasificación tienen muchos sesgos, es decir, ciertos factores de confusión que nos impiden apreciar o predecir con total solidez la relación del uso del talco o la exposición al mismo con el cáncer”.

Sobre los estudios en humanos, el científico apunta: “Los dos estudios que sustentan la recomendación incluyen mujeres que utilizaron talco en polvo aplicado en el área genital. La aplicación del talco en esta zona mostró un leve incremento del cáncer de ovario, pero no significativo, en un primer estudio que incluyó más de 250.000 personas en Estados Unidos. Un segundo análisis de ocho estudios de casos y controles, incluyendo más de 18.000 personas, evidenció que las mujeres que habían usado polvo de talco genital tenían un ligero riesgo mayor de tumores de ovario serosos infiltrantes, de células claras y serosos borderline de forma estadísticamente significativa. En el caso de las que usaban talco en otras localizaciones (es decir no en el área genital), no se vio un aumento del riesgo de cáncer”

Pérez Fidalgo asegura que “sería recomendable” evitar, en la medida de lo posible, el uso de polvos de talco en zonas genitales, sobre todo, las mujeres. Pero llama de nuevo a la cautela con la decisión de la IARC: “Esto no significa que el uso previo del talco vaya a provocar un cáncer ni que la exposición previa a este agente vaya a ser claramente el responsable de la aparición de un tumor”.

Acrilonitrilo, cancerígeno para los humanos

En esta revisión de potenciales cancerígenos, la agencia del cáncer de la OMS también ha colocado al acrilonitrilo en el nivel más alto de certeza de cáncer: el grupo 1, donde están aquellas sustancias y conductas para las que no hay duda de que dañan el organismo. Este compuesto es, según la IARC, cancerígeno para los humanos y el nivel de certeza sobre su capacidad de generar cáncer es el mismo que se tiene sobre fumar o la radiación solar.

Según la IARC, este compuesto orgánico volátil, se emplea especialmente en la producción de polímeros (poliacrilonitrilo, estireno-acrilonitrilo, acrilonitrilo butadieno estireno y otros cauchos sintéticos). Estos productos se usan en fibras de ropa, alfombras y otros textiles, pero también en plásticos para productos de consumo, piezas de automóviles y construcción. La exposición humana a esta sustancia, aparte de la ocupacional (durante su proceso de producción) es por inhalación del humo del cigarrillo, pues está presente en este contexto. Otra fuente de exposición es la contaminación del aire.

La agencia del cáncer de la OMS considera que hay pruebas suficientes de que causa cáncer de pulmón en humanos y, aunque con evidencia más limitada, también de vejiga. “La evidencia provino principalmente de estudios en trabajadores que producían o utilizaban acrilonitrilo. Además, había pruebas suficientes de cáncer en animales de experimentación y pruebas mecanicistas sólidas de características clave de los carcinógenos en sistemas experimentales”, concluye la organización internacional.

En declaraciones a SMC, Andrew Watterson, investigador en Salud pública de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Stirling (Reino Unido), ha destacado que las dos decisiones de la IARC “se basan en un cuidadoso examen de las pruebas”: “Estas decisiones significan que necesitamos una buena política preventiva y cautelar para eliminar la exposición al talco, si es posible, pero puede ser más difícil de conseguir que con el acrilonitrilo”. Sobre este compuesto orgánico, el científico apela a buscar alternativas para reducir el uso de este tóxico. “Debería mejorarse la protección de los trabajadores con normas de exposición al acrilonitrilo aún más estrictas y deberían volver a destacarse los riesgos del acrilonitrilo para los fumadores”, señala.

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