“Mi vagina es como la de una chica de 16 años. Me refiero a cómo es por fuera: parece un melocotón”, dijo Jada Pinkett Smith en su show online, Red Table Talk, donde comentó con orgullo que confió en un procedimiento de rejuvenecimiento vaginal láser para tener una vagina propia de una menor de edad. Esta afirmación podría parecer inocente, pero está llena de premisas problemáticas en las que se da por hecho que es lógico que una mujer de 52 años aspire a tener los genitales de una adolescente.

Pero no hace falta ir a Hollywood, donde las Kardashian hablan recurrentemente de las operaciones de vagina, para descubrir el creciente interés por la ginecoestética, porque como indica el estudio La realidad de la cirugía plástica en España, de La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), mientras que en un informe de 2014 la cirugía genital femenina suponía el 1,5 por ciento del total de intervenciones quirúrgicas de estética, siete años después, el porcentaje ascendía al 1,9 %. De hecho, su vocal de Comunicación y Redes Sociales, Ainhoa Placer, indica que en un estudio que se hizo en 2010, ni siquiera figuraban los datos sobre la cirugía genital femenina, por lo que no sólo el interés, sino también el número de cirugías genitales, ha crecido en nuestro país. Así lo señala también el Dr Luis Soto Rabadán, especialista en ginecología y obstetricia y médico estético en clínicas Kiharu. “La mejor prueba de que cada vez más mujeres recurren a ellas es la gran cantidad de ginecólogos y ginecólogas que están especializándose en esta disciplina. Es importante recordar que estos tratamientos siempre tienen que ser aplicados por un especialista en ginecología, ya que requieren un abordaje multidisciplinar que comprenda perfectamente la fisiopatología y anatomía de la mujer”, explica a S Moda. De hecho, como señala SECPRE, sólo el 34,83% de los españoles que se someten a una intervención de cirugía estética se informan de la cualificación del médico que se la realizará.

La creciente cantidad de imágenes de desnudos y por supuesto, el fácil acceso al porno, son algunos de los responsables de que se haya creado un estándar de ‘la vagina perfecta’ y aspiracional, que del mismo modo que ocurre con el resto del cuerpo y el rostro, desemboca en muchas ocasiones en el quirófano. “Como sexóloga y educadora sexual, me sorprende la cantidad de pacientes que tienen una especie de fobia hacia las vaginas. Mujeres con inseguridades porque piensan que sus vulvas son raras al no seguir el canon de la pornografía, mujeres con complejos y, por consiguiente, insatisfechas sexualmente”, explica la sexóloga Mariona Gabarra.

Detengámonos en el concepto de una supuesta vagina perfecta. ¿Qué se supone que es? ¿Qué lleva a tantas mujeres a pensar que su vulva no es ‘normal’? En el estudio Labioplastia, la representación de una cirugía estética en auge, Magdala García Ruiz de Alarcón señala que tras haber investigado sobre experiencias compartidas por diferentes mujeres tras haberse sometido a una labioplastia, ha descubierto que los complejos se deben en muchos casos a comentarios desafortunados de parejas sexuales. “Hay casos en los que incluso se ha dado rechazo a mantener sexo. En otras ocasiones, aunque se trate de una persona que ni siquiera se haya planteado tener ningún tipo de problema con sus genitales, es suficiente con recibir los mensajes que transmiten la publicidad, las revistas, el cine, la pornografía para que su mente comience a crear inseguridades”, asegura.

Sin embargo, Sigrid Cervera, miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS) y Sexóloga del Museo de la Erótica de Barcelona (MEB), advierte que la presión social en cuanto a la estética en general no se encuentra sólo en la pornografía. “Quizás las preguntas que nos podríamos hacer serían a quién le interesa que creamos que sólo hay unas vulvas válidas y deseables y quién está ganando con esto”, dice. “Los genitales de mujeres en los vídeos porno son casi todos iguales, marcan un canon de belleza”, escribe Júlia Salander en Tu argumentario feminista en datos (Montena, 2024), donde señala que existe para cada parte del cuerpo un canon concreto imposible de lograr de manera natural, unos ideales que por descontado, también afectan a los genitales. “Todos estos mandatos se construyen en base al mundo de la moda o del cine (…), aunque en el caso de las vaginas, ¿se os ocurre quién puede estar marcando estas tendencias? Pues, como era de esperar, la industria del porno”, explica.

Vulva de Barbie

Al mismo tiempo que las mujeres se han rebelado contra la depilación púbica integral y definitiva, con un descenso de la depilación brasileña del 12 %, se da el fenómeno de la búsqueda de la vagina Barbie. Ambas realidades coexisten y mientras muchas mujeres apuestan por la naturalidad, otras sucumben a fuertes presiones estéticas.

Como explican desde el perfil de TikTok de Platanomelón, aunque paradójicamente Barbie no tiene vulva, la llamada “vulva de Barbie” se ha convertido en el ideal de belleza de las vulvas, que siguiendo esta tendencia, están completamente depiladas y tienen los labios internos escondidos. ¿La forma de lograr una genitalia digna de Mattel? La labioplastia.”El perfil principal de paciente es aquella mujer que desea aumentar la confianza en sí misma o se siente insegura al tener molestias en las relaciones sexuales o al hacer deporte. Así, conseguir una vulva de Barbie se ha convertido en un boom, además de ser una oportunidad para aquellas mujeres que no se sienten a gusto con esta parte de su cuerpo”, explica en su web el Dr Junco. La labioplastia varía dependiendo de si la acumulación de grasa y piel surge en los labios menores o si se localiza en los mayores. En este último caso, como explica la doctora María Jesús García-Dihinx, especialista en cirugía plástica, reparadora y estética del Hospital de Día Quirónsalud Zaragoza, “se reduce el nivel de tejido adiposo excesivo que se encuentra en ellos, con el objetivo de secarlos para luego ser removidos”. En el caso de que sea en los labios menores, se retira la piel sobrante de los mismos hasta que puedan ser protegidos por los labios mayores.

Sigrid Cervera quiere aclarar en este punto que las formas, los tamaños y las medidas, al ser cuestiones estadísticas, implican que no existe una forma mejor que otra cuando lo que interesa es el deseo, el disfrute y el placer. “Esto no sería mayor problema si no se llevara al terreno de lo obligatorio, de lo que se supone que tiene que ser. Esto puede dar lugar a que se llegue a consulta sexológica preguntando por tamaños, formas o aspectos de los genitales (o de cualquier otra parte del cuerpo) con una vivencia de lo diferente como una desviación negativa de lo que se supone que es normal”, señala. “Estas modas o normalidades nos desvían muchas veces de nuestro reconocimiento y de nuestra aceptación, como si nuestra valía dependiera de referentes externos a nosotras. El asesoramiento sexológico se encarga de proporcionar un nuevo marco de comprensión, para que podamos entendernos en nuestro peculiar modo, desde nuestra particular y única forma de ser y que así, lo podamos vivir de la manera lo más satisfactoria posible”, dice la sexóloga.

La Sociedad Estadounidense de Cirugía Estética y Plástica lleva años advirtiendo acerca de la cantidad de menores de 18 años que se sometieron a una vaginoplastia, es decir, a un procedimiento de reconstrucción de la vagina. Señalan que la falta de estudios publicados y de nomenclatura estandarizada relacionada con los procedimientos quirúrgicos estéticos genitales femeninos y sus resultados se traduce en una falta de información clara sobre la incidencia y prevalencia y datos limitados sobre riesgos y beneficios. Por ello, indican que es primordial informar a las mujeres sobre la falta de datos de alta calidad que respalden la efectividad de los procedimientos quirúrgicos cosméticos genitales y asesorarlas sobre sus posibles complicaciones, incluidos dolor, sangrado, infección, cicatrices, adherencias, alteración de la sensibilidad, dispareunia y necesidad de una nueva operación. “Los obstetras-ginecólogos deben tener suficiente formación para reconocer a las mujeres con trastornos de la función sexual, así como a aquellas con depresión, ansiedad y otras afecciones psiquiátricas. Las pacientes deben ser evaluadas, si está indicado, para detectar trastorno dismórfico corporal. En mujeres que sospechan problemas psicológicos, se debe derivar a una evaluación antes de considerar la cirugía. Como ocurre con todos los procedimientos, los obstetras y ginecólogos que realizan procedimientos quirúrgicos estéticos genitales deben informar a los posibles pacientes sobre su experiencia y los resultados quirúrgicos”, explican. “Se debe informar a los pacientes que la cirugía o los procedimientos para alterar la apariencia o función sexual (excluidos los procedimientos realizados por indicaciones clínicas, como disfunción sexual femenina clínicamente diagnosticada, dolor durante las relaciones sexuales, interferencia en actividades deportivas, lesión obstétrica o a horcajadas previa, reversión de la ablación genital femenina, prolapso vaginal, incontinencia o cirugía de afirmación de género) no están médicamente indicados, plantean un riesgo sustancial y no se ha establecido su seguridad y eficacia”, añaden.

Ante los comentados casos excluidos de las advertencias, el Dr Luis Soto Rabadán quiere resaltar que la estética ginecológica va en algunos casos más allá de la mera apariencia física de los genitales externos de la mujer. “Sabemos que en muchas mujeres, especialmente cuando llegan a la etapa de la menopausia, debido a un descenso brusco de los estrógenos, se produce una serie de consecuencias como la atrofia y sequedad vaginal, molestias con las relaciones sexuales, dificultad y dolor al orinar, etc… Es decir: lo que hoy se conoce como Síndrome Genitourinario de la Menopausia. Para paliar las consecuencias de la falta estrogénica, se pueden pautar determinados fármacos tanto locales como sistémicos con estrógenos y otras moléculas como la prasterona o el ospemifeno. El papel de la ginecoestética está presente como coadyuvante a estos tratamientos, o como un tratamiento único y potente en mujeres en las cuales está contraindicado el uso de hormonas. La ginecoestética también engloba tratamientos quirúrgicos como la reconstrucción de himen y la corrección de mutilaciones genitales”, aclara.

Sin embargo, es vital recordar que las ponencias sobre estética genital son ya comunes en los congresos, por lo que los genitales son un producto de consumo más, y como indica Magdala García Ruiz de Alarcón, parte del discurso médico mercantil fomenta una representación de la vulva basada en la estandarización de un prototipo que reduce el patrón de diversidad morfológica, basado en un ideal de juventud.

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