El 12 de enero de 2024 el actor Miguel Herrán (Fuengirola, 28 años) anunciaba emocionado que había sido padre. Lo hizo con una bonita foto de Instagram en la que aparece con su novia, Celia Pedraza (Madrid, 31 años), todavía en la camilla del hospital después de parir, con su nueva hija llorando sobre el pecho de ella mientras Herrán sonríe al objetivo. “¡Os quiero!”, escribió entonces. Este martes 2 de julio por la noche ha vuelto a acudir a su perfil de Instagram, donde tiene 11,6 millones de seguidores, para hacer un anuncio menos alegre: “Adelantándonos a posibles rumores, me gustaría informar que desde hace un tiempo, tanto Celia como yo decidimos que nuestra relación sentimental tomara rumbos diferentes”, ha confesado el actor en sus stories menos de seis meses después de dar la bienvenida a la pequeña.

Pedraza, la discreta hermana de la actriz María Pedraza, que coincidió con Herrán en La casa de papel o Élite, no ha dicho nada en sus redes sociales. Sin embargo, sí que ha desaparecido todo rastro de su ya exnovio en su perfil de Instagram, donde acumula 120.000 seguidores. También han dejado de seguirse mutuamente en esta red social.

Hace solo tres días, ¡Hola! publicó una charla con el intérprete con el reclamo de que era su primera aparición tras un accidente de moto que sufrió a mediados de mayo y que iba a explicar sus planes para el verano como padre primerizo. “Vengo de estar mucho tiempo en casa, pero ya estoy muy bien. Aunque no se esperaba que pudiera hacerlo hasta diciembre, ya he empezado a mover el brazo con total normalidad, también he comenzado a coger peso y he vuelto a montar en moto”, dijo a la revista durante una fiesta que organizó El Corte Inglés. Fue la propia Pedraza la que informó del accidente a los medios en otro evento un mes antes. Tuvo que ser operado del hombro derecho, pero lo que más le ha dolido, dice, es haber estado un mes sin coger a su pequeña en brazos “y no poder jugar con ella”. A pesar de que nadie sospechaba nada sobre la posible ruptura, es verdad que ya entonces no hacía ni una sola mención a Celia. Sobre sus planes de verano, se limitó otra vez a hablar solo de su hija, que se llama igual que su tía, María: “Ya le regalé sus primeras flores el otro día y también quiero que vaya a la playa y monte en moto por primera vez con su padre”.

La relación del ganador del Goya por A cambio de nada con las motos sí que parece fuerte y duradera, a pesar de los accidentes. En una entrevista con EL PAÍS publicada a principios de enero, justo antes de convertirse en padre, su respuesta fue rotunda al ser preguntado por si pensaba abandonar todas las prácticas arriesgadas que le apasionan a raíz de la paternidad. “No, jamás. Precisamente, cuando me enteré de que iba a ser padre, encargué la moto más gorda y más potente que se vende. Si me pasa algo, eso no sería una ausencia. Si yo dejo a mi familia abandonada y hago otra vida, me voy a sentir un mierda siempre. Pero si yo hoy salgo de aquí y me mato yendo a mi casa, es algo que no puedo evitar y es algo que no tiene que ver con la adrenalina, porque la mayoría de los accidentes ocurren en semáforos. Mi pareja, de hecho, tiene una moto de 750 metros cúbicos. Los dos somos salvajes y no vamos a dejar de hacer estas cosas. Entonces ya no tendríamos la vida que queremos”, argumentó. Y lo que quieren ahora es separarse.

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