Poco después del mediodía, el presidente boliviano, Luis Arce, comunicaba en sus redes sociales que había “movilizaciones irregulares” del Ejército. Minutos después, las tropas ingresaban a la Plaza Murillo para cercar el Palacio Quemado, sede del Gobierno en la capital del país. En su interior, el presidente Arce mandaba un mensaje a la población pidiendo salir a las calles y defender la democracia. En la plaza, las tropas derribaban la puerta con un vehículo militar que le permitió el acceso a Juan José Zúñiga, quien avanzó hasta encontrarse de frente con el propio Arce, que le recrimino sus acciones y emplazó a los uniformados a abandonar el palacio.

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