Un oficio que ejercieron tantos hombres durante décadas y que pareciera tender a desaparecer, pero no. Aún quedan canillitas con sus respectivas clientelas que sacrifican horas de madrugada y mañanas para llevarles el diario a domicilio o simplemente entregarlos en alguna parada. Y por rara paradoja, hay una mujer canillita que no le afloja pese a la cada vez menos clientela.

En su edición del viernes 23 de julio del año 2.021 Crónica comenzaba relatando la historia de esta mujer: “Máxima Márquez dice tener 56 años, haber nacido en Salta y criado desde muy pequeña en Buenos Aires hasta que hace algunos meses llegó a Comodoro, y las necesidades propias de estos tiempos de pandemia hicieron que de la noche a la mañana se convierta en canillita.

“Un día vine a Crónica y me llevé 5 diarios, los vendí todos; al otro día me llevé 10 y también los vendí; ahora vendo más de 30 y los domingos llevo muchos más ya que me quedo hasta las 3 de la tarde y me conviene”. Casi 3 años después y ya con la pandemia como un cercano recuerdo, pero con otras problemáticas de estos tiempos, Máxima sigue vendiendo el diario en su parada en proximidades de “La Anónima” del barrio 9 de Julio.

Claro, las necesidades se acrecientan para una gran mayoría en estos tiempos de bolsillos flacos- Hay que alimentarse, vestirse y pagar un alquiler. Y a la venta de diarios por las mañanas se agregan otros, como panes y otros productos de la harina que son encargados por los mismos clientes que le piden el Crónica desde hace mucho, incluyendo algunas viandas.

“Realmente soy una agradecida de la vida y de Dios, tengo clientes que son muy buena gente, y no me da vergüenza decir que a veces me pagan el diario con un billete de mil pesos y me dejan el vuelto, incluso estaba pagando un alquiler muy por arriba de mis posibilidades y apareció un ángel de la guarda que me ofreció otro por mucho menos de la mitad”, es lo que cuenta Máxima a través de un Whatsapp donde exterioriza buenos y malos momentos que vive durante sus días en Comodoro.

Dice alcanzar sus ventas máximas los domingos, y da una cifra bastante superior a la que el cronista suponía y entre sus agradecimientos personales figuran “Manuel Velázquez, Marcos, trabajador de una firma láctea…y, por supuesto Crónica, el mejor diario del mundo para mí, espero seguir vendiéndolo por mucho tiempo más” culmina diciendo.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *